Los móviles son el anticristo
Odio los móviles. No, no me voy a bajar tu puta app, te odio, cállate.
Soy un gran fan de la desobediencia civil, y tengo una cruzada; si quieres que use mi móvil, sencillamente no lo voy a hacer.
El móvil ha pasado de ser algo sencillamente común que todo el mundo tenía y usaba a su manera, a ser algo obligatorio, algo que todo el mundo debe usar de manera obligatoria para cualquier actividad mundana, de forma incremental; ya están siendo utilizados en los sistemas de monitorización y control más obscenos, absurdos y distópicos imaginables.
Actualmente, un número de teléfono es prácticamente mandatorio en la gran mayoría de aplicaciones, páginas o redes sociales, por supuesto, abanderados como siempre bajo la protección del usuario y la seguridad, a modo de 2FA.
¿Recordáis cuando uno podía utilizar una cuenta, respectiva al servicio, que requería de un ‘username’ y una… ¿Contraseña?
Olvídense, cosa del pasado; ahora uno necesita introducir las credenciales; a consecuencia, entra en un proceso de ‘login’ que requerirá de tu número de teléfono para enviarte un mensaje o hacer una llamada, y aun así, tendrás a mayores un mail.
¿Seguridad? Esto no es seguridad, antiseguridad, en tal caso. Las empresas, páginas y bases de datos detrás de cada servicio que uno utiliza en internet son ‘breached’, o hackeadas, en base diaria, y cada día que pasa, con más frecuencia. No sería un gravísimo problema si toda la información personal que se pudiese filtrar o vender, a consecuencia, fuese un ‘username’ y contraseña anónimos, pero no, no es el caso.
Todas tus cuentas están asociadas a un mail, como mínimo, el cual seguramente esté centralizado en Google, y sus procedimientos de ‘pawning’ son básicamente cultura popular en ciertas esferas online. No contentos con esto, añadimos también un número de teléfono, el cual es único y asociado a tu nombre completo y documento de identificación legal, y si uno cree que las empresas de telefonía no son hackeadas con la misma frecuencia que una página regular o una red social, está sencillamente viviendo en una burbuja de absoluta ignorancia y ciega confianza.
Creo que no es necesario seguir enumerando las cantidades de información personal que hay atadas a un número de teléfono, como direcciones físicas, tarjetas bancarias, más contraseñas y más direcciones de email…
Como nota adicional que será tratada en otro artículo, sí, todas las empresas grandes de internet que tienen estos datos sobre ti, comparten datos entre ellas. Si a una le das una información x, esta pasa a ser de dominio público para todas, las cuales tienen un perfil de datos tuyo tan sofisticado y bien construido que saben de tu propia vida y persona mucho más de lo que uno les da de primera mano.
Teniendo todo esto en cuenta, como puede uno tragar con el hecho de que ahora, en muchos casos, y cada día más, la única manera de interactuar con una compañía, red o servicio sea a través de una aplicación móvil, cuando hace relativamente poco, podías hacerlo absolutamente todo desde el navegador.
Como ejemplo perfecto de una falla monumental están las aplicaciones bancarias, que son ejecutables desde niveles superficiales del sistema; muchas carecen de seguridad básica (como el bloqueo de capturas/grabación de pantalla) y la única barrera separando al usuario y a un ‘threat actor’ es un PIN.
Es espectacular cómo un dispositivo móvil, que en su concepción era un ordenador ultra simplificado, se ha convertido a día de hoy en un behemoth con una CPU de múltiples cores, 16GB de RAM y medio TB de disco (¡más specs que en el PC medio!), en nombre de necesitar una puta aplicación de mierda para todo, a medio programar, con agujeros de seguridad y violaciones de la privacidad personal.
Dios mío, me encanta tener una aplicación bancaria, PayPal, 6 redes sociales que todas tienen su propio navegador que renderizan en forma, engañosa, de app nativa, me encanta tener una aplicación de mail, tres galerías, toda la suite de crappy servicios de Google, la clave PIN, la chave, cl@ave, una aplicación para aparcar, correos, Sergas móvil, dos aplicaciones para leer un PDF, la aplicación de la música, la aplicación de los vídeos, la otra aplicación de los vídeos, la otra aplicación de la música, la puta aplicación del puto IKEA.
¿Quieres customizar tu teléfono móvil, a nivel fondo, iconos o tonos? App.
¿Quieres ir al gimnasio? (dos) App para la entrada.
¿Quieres pedir un café? Bájate la app del QR de la ventana, crack.
Por supuesto, NADA de esto es proporcionado como una APK, a través de F-Droid, o… Dios nos libre, en forma de código abierto. Absolutamente todo es propietario, cerrado, secreto, distribuido en la plataforma central de Google y utilizando sus propietarios cerrados y secretos servicios.
Odio los teléfonos móviles; no solo te hacen estúpido y aburrido como persona, sino que son una herramienta sobreutilizada y sobrecomplicada hasta el absurdo.
La próxima vez que me hagan escanear un QR para pedir en un bar, alguien va a ser tiroteado.
~ L ~